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Mi Pequeño Gran Hombre | La Casa De Jack | No te Preocupes, no irá Lejos | El Grinch
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ Deje todo y corra a verla
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ No se la pierda
⋆ ⋆ ⋆ Vale la pena
⋆ ⋆ Puede verla
⋆ No se moleste
•Evítela como la plaga
El Entremés
⋆ ⋆ ⋆ Vale la pena
Aunque Mi Pequeño Gran Hombre no tiene el ingenioso plano secuencia inicial de su predecesora francesa, Un hombre a la altura (2016), conserva en gran medida todo el argumento de la historia original (Corazón de León 2013), agregando sólo algunas variantes mexicanas como los tacos o el mariachi, haciendo que este ‘refrito’ del ‘refrito’ se convierta en una buena opción para reconciliar al público mexicano con el cine nacional.
Si muchas de las comedias románticas mexicanas basan su ‘humor’ en la burla de nuestros prejuicios, a Mi Pequeño Gran Hombre no le queda más que ir en contra de esta tendencia al tener una trama en la que Carla (Fernanda Castillo) tiene que luchar contra su concepto de hombre al conocer al simpático (y adinerado) León (Jorge Salinas), quien con 1 metro 35 centímetros se ganará cada milímetro de su cariño, teniendo que aprender a convivir con un hombre que es objeto de miradas, cuchicheos y burlas.
La película intenta ser didáctica y aleccionadora, como cuando Fabio, el hijo de Carla, conoce a León y le pregunta si es enano, por lo que Tony, la hija de León, le explicará la condición de su padre diciéndole que todos somos personas antes que cualquier otra cosa; o cuando vemos que a pesar de que el padre de Carla padece sordera y tartamudez, su madre prefiere considerar la baja estatura como una discapacidad, lo que la harán ver como “enana emocional”.
Probablemente la historia sería muy distinta si León no fuera un empresario exitoso, pero al menos el argumento de la película permite desarrollar una comedia romántica a partir de los miedos y prejuicios de su protagonista y que quizá todos hemos practicado en algún momento, dejando de lado (no del todo) los chistes prosaicos para dar cabida a una historia que pese a no ser 100% original, logra cautivar al público mexicano y hacerle llegar con rostros conocidos, esta ficción que propone un cambio de perspectiva y que la película trata de resumir en la frase: ‘si no has encontrado al hombre de tu sueños, cambia tu sueño’.
El Plato Fuerte
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ Deje todo y corra a verla
Para algunos genio, para otros más sólo un provocador, pero incluso nadie como Lars Von Trier para hacer de la provocación una escuela, o al menos una reputación muy bien cimentada y confirmada en su más reciente filme: La casa de Jack (The House That Jack Built), una ficción (algunos dirán autorreferencial) en la que el danés hijo prodigo de Cannes, expone sus concepción sobre cómo el asesinato puede llegar a ser visto y practicado como un arte en sí mismo, teniendo como eje central la pulsión de muerte como principal motor y fuente de inspiración.
A partir de una historia dividida en episodios titulados Incidentes y un epílogo, conoceremos a Jack (Matt Dillon en pleno dominio actoral) quien a modo de confesión va narrando algunos de los incidentes que lo iniciaron y consumaron como un artista del homicidio, y que lo llevaron a perfeccionar bajo una serie de analogías todo el corpus de ideas y principios que regirán su vida como un asesino, quien además padece un Trastorno Obsesivo Convulsivo (TOC) que se volverá a veces una herramienta, pero en ocasiones su punto más débil.
Cada Incidente está lleno peculiaridades salpicadas ya sea de humor negro (véase lo ocurrido alrededor del refrigerador) o tensión (como la generada en el 4° Incidente), mostrando progresivamente cómo Jack no tiene reparo en asesinar ya sea a mujeres o niños con sus manos o con armas o lo que tenga a la mano, y poder así comprobar su postulado: que en la relación depredadora entre el tigre y el cordero, está contenida la belleza; algo que él pretende capturar en carne propia dotándolas de una intención poética y literalmente retratarla, siendo los negativos fotográficos la “luz negra” que captura las dos caras de la vida y de la muerte: el placer y el dolor.
Si no fuera suficiente, en su carácter narcisista Jack envía algunas de las fotografías de sus víctimas en diversas poses a un diario local firmándolas como “Señor Sofisticado”, pues como todo artista (asesino serial) lo que hay detrás es un hambre de dar a conocer su arte y ser reconocido por la ejecución del mismo, y qué mejor que hacerlo de manera pública y anónima al mismo tiempo, lo que lo vuelve quizá doblemente monstruoso no sólo por ser un asesino que vive entre la luz y la oscuridad, sino porque sabe que en este mundo nadie quiere ayudar.
Para algunos la narrativa visual de Lars Von Trier puede tornarse didáctica o ilustrativa, pero la edición develan la mano artesanal de un director que sabe nutrir su historia de un sin fin de referencias visuales no sólo del arte sino incluso de la cultura pop, echando mano de todos los elementos del lenguaje cinematográfico para desarrollar la trama y al mismo tiempo hacer ensayo visual, generar flashbacks (traumática escena del pato), construir elipsis de tiempo, o realizar tomas fijas o subjetivas según lo que se enfoque, y varios elementos visuales más que nos regala en este Jardín de las delicias ‘larsvontriesco’.
La referencia al descenso infernal como epílogo es inevitable (nótese la forma subjetiva en la que está grabada la escena del río), pues Verge (Bruno Ganz) no solo simula a Virgilio en el nombre, sino también en su papel de guía en los círculos del Infierno, acción que se confirma con la emulación del cuadro Dante y Virgilio en el infierno de Eugène Delacroix, el cual Von Trier recrea con alta calidad de composición plástica y con una cámara lenta que inmortaliza el momento; y todo por el simple hecho de poder hacerlo, pues a pesar de la incorrección política, la misoginia y el infanticidio que permea la historia, todo esto al final de cuentas sólo pertenece al terreno de la ficción. O no.
El Postre
⋆ ⋆ ⋆ Vale la pena
No te preocupes, no irá lejos (Don’t Worry, He Won’t Get Far on Foot) se centra en la historia del caricaturista estadounidense John Callahan (portentoso Joaquin Phoenix), quien tras quedar cuadripléjico por un accidente de auto tras una noche de excesos, encuentra en la caricatura la forma no sólo de explorar sus demonios de manera humorística, sino también los de la sociedad en la que vive y la cual prefiere tratar como víctimas a las personas en condiciones distintas, que tratarlas primero como personas.
Apostando por la irreverencia y a lo políticamente incorrecto como una forma de honestidad ante la cruel e inevitable realidad de la vida, John Callahan en No te preocupes, no irá lejos se confrontará con la susceptibilidad de muchas personas (mayores) ante el humor ácido de sus caricaturas, pero también encontrará el apoyo espiritual de un grupo de personas rotas que han adquirido la sabiduría gracias a los golpes que da la vida; e incluso, hallará un signo de esperanza en la camaradería de un grupo de adolescentes que antes de juzgarlo, se detienen a echarle una mano y apreciar su trabajo, recordándonos que siempre necesitamos un poco de ayuda, pues nadie puede nada por sí sólo.
La película no sigue una narrativa lineal, da pequeños saltos de tiempo pasando del presente al pasado, de las recreaciones a la animación de sus caricaturas, mostrándonos los momentos que Callahan tuvo que superar para poder dejar de tenerse conmiseración, dando oportunidad para que Phoenix nos muestre a un personaje lleno de amor y dolor humano y que lejos de convertirse en una historia de superación personal melodramática y sentimental, logra poner en perspectiva los matices que hay en la rehabilitación no sólo física de alguien que caminaba y ahora no, sino emocional de quien quizá tuvo que debilitarse para volverse más fuerte.
La Gula
⋆ ⋆ Puede verla
El Grinch es la nueva versión ahora en formato animado y con la voz de Eugenio Derbez del cuento del Dr. Seuss, y que en esta ocasión ahonda un poco más en el pasado del personaje verde para develar el porqué de su odio hacia la Navidad (dizque que porque era huérfano), acompañado de su siempre fiel, casi esclavo, perro Max.
Aunque conserva una voz narradora que se la pasa haciendo versos sin esfuerzos, deja atrás el tono tétrico que tenía El Grinch de Jim Carrey (2000) para volverse un poco más amable y simpático, esto para llegar a un público más infantil y ya no centrarse tanto en el aspecto del consumismo, sino en un deseo que espera ser cumplido por Santa Claus en el cual El Grinch se verá involucrado para descubrir que el verdadero espíritu de la Navidad está en el hecho de compartir con los demás.
Una película pensada total y adredemente para el público infantil, quien al no poder ir sin sus padres se traduce en mayor número de entradas vendidas, siendo lo más propositivo de la historia el asunto de una hija que quiere ayudar a su mamá, una madre soltera; apostando más por una animación vertiginosa que al menos resulta entretenida y altamente tierna (al grado, que deseará ser El Grinch).
P.D. Hay un corto previo de los Minions, así que llegue con tiempo.
#BoneAppétit
